¿QUEREMOS SER COMO DIOS
o AMAR A DIOS?

 

EL NEW AGE

propugna el Relativismo Moral:
Todo es permitido, nada es pecado ...
Tengo mis propias creencias
La moralidad reprime la personalidad

Pero ... la Ley Moral inscrita por Dios en el corazón del hombre
es buena, conveniente y necesaria

para nuestra verdadera y plena realización

Después de crear al hombre, Dios le impuso este mandamiento: “De cualquier árbol de jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él morirás sin remedio” (Gen. 2, 16-17).

En su Encíclica Veritatis Splendor (#35) el Papa Juan Pablo II explicaba esta imagen del primer libro de la Biblia: el poder de decidir sobre lo que es bueno y lo que es malo no pertenece al hombre sino sólo a Dios.

Dios nos hizo libres y nos dio una libertad bien amplia. Pero esa libertad, nos dice el Papa, no es ilimitada: el hombre debe detenerse ante el “árbol de la ciencia del bien y del mal”. Y esto significa que estamos llamados a aceptar la ley moral que Dios nos da, y que esa ley de Dios contenida en los Mandamientos es buena, conveniente y necesaria para nuestra verdadera y plena realización.

El New Age propugna ideas como éstas: Todo es permitido, nada es pecado. La moralidad reprime la personalidad. Tengo mis propias creencias.

Pensar y actuar de esta manera es pretender nosotros mismos decidir sobre el bien y el mal. Nosotros, creaturas limitadas, dependientes de Dios, nuestro Creador y nuestro Padre, el único que conoce perfectamente lo que es bueno y conveniente para sus hijos, jugamos aser como Dios” (Gen. 3, 5), prescindiendo de Dios y colocándonos en lugar de Dios, cada vez que pretendemos nosotros mismos juzgar sobre lo que es moralmente bueno o malo para nuestra existencia (Gen. 3, 22).

Y los hombres y mujeres de hoy, no sólo pecamos, infringiendo la ley moral que nos ha sido dada para nuestro bien por Dios, nuestro Padre y Creador, sino que pretendemos justificar el pecado. Y he ahí la falta más grave. Es la misma falta de Adán y Eva: ser como Dios, pretendiendo arrogarnos el poder de decidir sobre el bien y el mal, poder que no pertenece al ser humano, sino sólo a Dios.

Y Satanás -el mismo que en el Génesis aparece como la serpiente- el Engañador del hombre, que no ha cesado de tratar de engañarlo, sigue tentando a los hombres y mujeres de hoy con el “árbol del bien y del mal”, especialmente a través de los errores del New Age. Soy libre. Pero ... ¿cómo voy a usar la libertad que Dios me dio? ¿La voy a derrochar pretendiendo “ser como Dios” al querer justificar el pecado? ¿O acepto la ley de Dios como otro don más que El me da para mi plena realización, acogiéndome a Su Infinita Misericordia y buscando Su Perdón en el Sacramento de la Confesión cada vez que peco? ... Somos libres de escoger una de dos vías: “ser como Dios” o “amar a Dios”.

 

INDICE 10. - ¿Son iguales todas las religiones?
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