¿Se acabará el mundo
algún día?
La anterior cita del Catecismo toma del Concilio
Vaticano II (LG 48) la mención del fin del mundo. ¿Se
acabará el mundo algún día? La Iglesia Católica, fundamentándose
en la revelación divina, ha creído y enseñado siempre que el mundo actual,
tal como Dios lo ha formado y como existe en la realidad, no durará para
siempre. Llegará un día -no sabemos cuándo- en que terminará su constitución
actual y sufrirá una honda transformación, que equivaldrá a una especie
de nueva creación (Antonio Royo Marín, Teología de la Salvación).
¿Cuáles son algunos de los textos escriturales
en que la Iglesia se basa para este magisterio?
Porque voy a crear cielos nuevos y una
tierra nueva, y ya no se recordará lo pasado, y ya no habrá de ello memoria
(Is. 65, 17 - cf. 66, 22).
Se oscurecerá el sol, y la luna no dará
su luz, y las estrellas caerán del cielo, y las columnas del cielo se
conmoverán (Mt. 24, 29).
El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán (Lc. 21, 33).
Después será el fin, cuando entregue
a Dios Padre el reino ... (1 Co. 15, 24).
El fin de todo está cercano. Sed, pues,
discretos y velad en la oración (1 Pe. 4, 7).
Llegará el día del Señor, como un ladrón.
Entonces los cielos incendiados se disolverán
con gran ruido. Los elementos ardientes se derretirán por el fuego, y
la tierra con todo lo que encierra quedará consumida. Nosotros esperamos,
según la promesa de Dios, cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que
reinará la justicia (2 Pe. 3, 10-13).
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido; y el mar
no existía ya (Ap. 21, 1).
Santo Tomás de Aquino se ha ocupado de explicar
las señales astronómicas contenidas en la Sagrada Escritura, y sobre todo,
la destrucción o transformación del mundo por medio del fuego. La Escritura
habla de un fuego purificador, por lo que Santo Tomás se inclina a pensar
que será un fuego similar al que conocemos, pero que actuará sobrenaturalmente,
pues obrará como instrumento del poder de Dios, de un modo desconocido
para nosotros. Será, por tanto, un acontecimiento querido por Dios, que
no se limita a la marcha natural del universo. Es por esto mismo que es
imposible predecir científicamente el momento del fin del mundo. Dice
Santo Tomás que si el final estuviera sujeto a las leyes naturales, pudiera
ser predicho, por ejemplo, por los astrónomos, predicción que considera
imposible por ser contraria a las Escrituras.
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