¿Es necesario el Bautismo
para la salvación?
En principio hay que decir que el Bautismo sí
es necesario para la salvación eterna, pues el mismo Jesucristo
así lo afirmó: “En verdad te digo, quien no renace
del agua y del Espíritu no puede tener vida eterna” (Jn.3,
5).
Por eso desde el comienzo enseñó a sus discipulos a bautizar: Jesús se fue con sus discípulos al territorio de Judea. Allí estuvo con ellos y bautizaba… se decía que Jesús bautizaba y atraía más discípulos que Jua n, aunque de hecho no bautizaba Jesús, sino sus discípulos. (Jn 3, 22 y 4, 1-2). y al final les ordenó a sus discípulos a anunciar el Evangelio
a todas las naciones y a bautizarlos a todos (cf. Mt. 28, 19-20).
El Catecismo de la Iglesia Católica, basándose
en las palabras de Cristo: “El que crea y se bautice se salvará.
El que se resista a creer se condenará” (Mc. 16, 16),
nos dice que el Bautismo es necesario para la salvación en aquellas
personas a quienes les ha sido anunciado el Evangelio y han tenido la
posibilidad de recibir este Sacramento. (cf. CIC #1257)
Sin embargo, también dice el Catecismo lo
siguiente: “Dios ha vinculado la salvación al Sacramento
del Bautismo, pero su intervención salvífica no queda reducida
a los Sacramentos” (CIC #1257). ¿Qué significa esto?
Que también puede haber salvación sin haber recibido el
Bautismo. ¿Cómo? De muchas maneras ... algunas desconocidas
para nosotros.
Una es el “Bautismo de sangre”, caso
poco frecuente, pero posible, el cual consiste en que un no-bautizado
muera por razón de la fe. Su martirio es su Bautismo, por su muerte
con Cristo y por Cristo.
Otro caso es el “Bautismo de deseo”,
por el cual una persona en forma conciente o, inclusive subconcientemente,
puede desear el Bautismo.
Vemos entonces cómo, a pesar de ser el Bautismo
una norma, el agua bautismal no es de necesidad absoluta, pues hay excepciones.
Otra excepción la enuncia así el
Catecismo: “Toda persona que, ignorando el Evangelio de Cristo y
su Iglesia, busca la verdad y busca hacer la voluntad de Dios según
esa persona la conoce, puede ser salvada. Se puede suponer que semejantes
personas habrían deseado explícitamente el Bautismo si hubiesen
conocido su necesidad” (CIC #1260). Es así como, Cristo,
que desea que todos los seres humanos nos salvemos, actúa de manera
misteriosa y desconocida para nosotros, para hacer llegar la salvación
a todos aquéllos que buscan a Dios con una actitud sincera.
Nótese que esta opción salvífica
excepcional se refiere a personas que son ignorantes de Cristo, de su
Evangelio y de su Iglesia, sin culpa alguna de parte de ellas. No significa
que se salvarían aquéllos que, conociendo el mensaje de
Cristo, su Evangelio y su Iglesia, decidieran no bautizarse, pues recordemos
lo que nos dice Jesús: “El que se resista a creer se
condenará” (Mc. 16, 16).
Para que quede esto claro, he aquí otra
cita del Catecismo: “todas las personas que bajo el impulso de la
gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan
por cumplir su voluntad, se salvan aunque no hayan recibido el Bautismo”(CIC
#1281).
La salvación de los niños muertos
sin haber recibido el Bautismo, incluyendo los muertos antes de nacer,
también entra dentro de esta consideración de que Dios desea
que todos los seres humanos se salven (cf. 1 Tim. 2, 4) “y
la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como
hace en el rito de las exequias por ellos” (CIC #1261). Pero, de
ninguna manera esto significa que debe descuidarse o retrasarse innecesaria
o indefinidamente el Bautismo de los niños, pues al hacerlo se
les priva de ser hijos de Dios y de muchas otras gracias inmensas y necesarísimas para su salvación.
(cf. CIC #1261) .
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