1 - Resumen La Masonería, tal como se conoce hoy, entró en la historia cuando se estableció la Gran Logia de Inglaterra en 1.717. En 1.738, el Papa Clemente XII la condena en su Constitución Apostólica In Eminenti. Trece años después, el Papa Benedicto XIV, en su documento Providas, reafirmó la censura de la Masonería y de otras sociedades secretas hecha por su antecesor. Más aún, desde ese entonces han habido "más de 200 documentos en que el Vaticano ha condenado la Masonería" (cfr. Paul A. Fisher en "Behind the Lodge Door"). Entre estas denuncias, unas de gran importancia fueron
hechas por el Papa León XIII, quien en su Encíclica Diuturnun
illud, (1881) denunció especialmente la creciente audacia
de las sectas y definió de nuevo la postura condenatoria de la
Iglesia frente a la Masonería. La justificación doctrinal
de esta postura la hace el mismo León XIII en 1884 con su Encíclica
Humanum
Genus. El juicio fundamental sobre la Masonería está incluido en la afirmación de que "la masonería es contraria a la justicia y a la moral natural". La base justificativa de este juicio condenatorio reside en las conexiones totales que unen a la Masonería con los principios del Naturalismo. La Masonería es la proyección social y política del Naturalismo filosófico. ¿Cuáles son los principios naturalistas que acepta y pone en práctica la Masonería? En primer lugar, el dogma de la soberanía absoluta de la razón y sus dos consecuencias: negación de la Verdad Revelada e indiferentismo religioso. Este es el error teológico de la Masonería, pero en este documento León XIII considera, además, otra serie de errores masónicos. Otro documento importante de León XIII sobre el peligro masónico es un capítulo de una Encíclica suya sobre la unidad de la Iglesia, Praeclara gratulationis (1894), en la cual califica a la Masonería como una de las asechanzas a la Fe Católica. En este documento el Papa atribuye a la Masonería la ambición de lograr el control político de todos y cada uno de los Estados. Juan Pablo II renueva esta tradición condenatoria de la Iglesia Católica a la Masonería, al firmar la Declaración sobre este tema de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 26 de noviembre de 1983. En este documento se reafirma que la pertenencia a la Masonería es un pecado grave que niega a los Católicos "el derecho a acercarse a la Sagrada Comunión". También afirma que la posición de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin alteración, ya que los principios de la Masonería siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia Católica. De acuerdo a esta Declaración, la afiliación de los Católicos a la Francmasonería sigue estando prohibida por la Iglesia. Posterior a esta Declaración de la Santa Sede,
un editorial del Osservatore Romano toca el tema de la Masonería
y la condena con un vigor que recuerda a León XIII en Humanum
Genus. En éste se afirma que la Santa Sede ha considerado
a la Masonería como responsable de actividades subversivas contra
la Iglesia, y en cuatro oportunidades el Editorial recuerda que el Cristianismo
y la Francmasonería son "irreconciliables". |
|||||||
|